José Daniel Ferrer García, preso político cubano y defensor de la libertad y los derechos humanos, se ha convertido en un símbolo de resiliencia y esperanza. Nacido en Palma Soriano, Cuba, Ferrer ha dedicado su vida a luchar contra el régimen opresivo cubano.
En la década de 1990, Ferrer cofundó el Movimiento Juvenil Cubano por la Democracia y más tarde se unió al Movimiento Cristiano de Liberación liderado por Oswaldo Payá. Sus críticas abiertas al gobierno llevaron a su arresto durante la Primavera Negra cubana de 2003, donde fue condenado a 25 años de prisión.
A pesar de enfrentar inmensas dificultades y la amenaza de muerte, Ferrer se mantuvo firme en su compromiso con la justicia. Participó en huelgas de hambre y se convirtió en preso de conciencia, reconocido por Amnistía Internacional.
Después de su liberación, Ferrer fundó la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), un destacado grupo de oposición que aboga por el cambio político y los derechos humanos en Cuba. Como líder de UNPACU, Ferrer ha desempeñado un papel crucial en la organización de protestas pacíficas, la defensa de reformas democráticas y el apoyo a los presos políticos y sus familias.
A lo largo de su activismo, Ferrer se ha enfrentado a constantes hostigamientos y persecuciones por parte de las autoridades cubanas. A pesar de los desafíos, su inquebrantable determinación y resiliencia continúan inspirando a activistas tanto dentro como fuera de Cuba. Gobiernos, organizaciones de derechos humanos y activistas de todo el mundo han pedido su liberación y condenado las acciones del gobierno cubano.
José Daniel Ferrer se ha enfrentado a múltiples casos de encarcelamiento y maltrato debido a su activismo. De 2003 a 2011 estuvo preso en varias localidades, entre ellas Versalles en Santiago de Cuba, Kilo 5 1/2 en Pinar del Río, Kilo 8 en Camagüey, El Combinado en Guantánamo, El Típico en Las Tunas y Aguadores en Santiago de Cuba.
En 2019, Ferrer fue detenido de nuevo y condenado a cuatro años de prisión tras un juicio por corrupción celebrado a puerta cerrada. Fue encarcelado en la cárcel de Versalles, en Santiago de Cuba. Sin embargo, en abril de 2020, tras la presión internacional, su condena fue conmutada por cuatro años y medio de arresto domiciliario.
El 11 de julio de 2021, Ferrer y su hijo Daniel Ferrer Cantillo fueron detenidos por participar en protestas nacionales contra el castrismo. El arresto domiciliario de Ferrer fue revocado y fue trasladado a la cárcel de Mar Verde para cumplir el resto de su condena. Desde entonces, ha sido objeto de malos tratos y violaciones de las reglas de Mandela. En diciembre de 2022 inició una huelga de hambre y sigue encarcelado hasta el día de hoy.
A lo largo de su calvario, José Daniel Ferrer García ha recibido apoyo de diversos organismos internacionales. Amnistía Internacional ha abogado activamente por su liberación, condenando su injusto encarcelamiento. Human Rights Watch ha monitoreado su situación y ha instado al gobierno cubano a respetar sus derechos. Freedom House lo ha incluido en sus informes sobre los presos políticos y ha expresado su preocupación por los derechos humanos en Cuba. Las Naciones Unidas, a través del Grupo de Trabajo sobre la Detención Arbitraria y varios Relatores Especiales, también han exigido su liberación y han puesto de relieve su caso. Estas organizaciones desempeñan un papel crucial en la creación de conciencia y la defensa de la libertad y los derechos humanos de Ferrer en Cuba.